Al parecer, encontrar la media naranja se ha convertido en un reto para todas. Y en medio de este desafío, no encontrarla constituye un fracaso para muchas. Fracaso, porque nos han vendido la idea de que no tener la media naranja indica que estás incompleta, que no estás plena. De hecho, así nos sentimos y vivimos, ¡como fracasadas e incompletas!
Pero, ¿qué es lo que realmente sucede? Bueno, existen diferentes motivos que llevan a la mujer a pensar de esta forma. Y es que desde muy pequeñas somos mentalizadas por la TV y la cultura en general a soñar con nuestro famoso “príncipe azul”, con aquel que llegará y nos rescatará de una vida triste y solitaria. Desde entonces, cada mujer suspira con el momento en que conocerá a su príncipe, quien la sacará de ese espantoso lugar llamado soledad, con ese príncipe que la hará sentir completa, plena y satisfecha. Pero cuando esto no sucede pronto, cuando tienes 25, 30, 35 o 40 años y el chico no ha aparecido, la tristeza embarga más que nunca el corazón. Y más porque las personas a nuestro alrededor nos dicen cosas como “¿tú todavía soltera?”, “te está dejando el tren”, “te vas a quedar solterona”, entre otras. Esas palabras taladran el corazón de una chica, haciéndola sentir menos que otras, con poco valor, poco amada y deseada, incompleta e infeliz.
La verdad es que el tanque emocional de una chica es profundo y en su mente cree que solo estará lleno en el momento en que llegue su media naranja. Sin embargo, quiero que veas conmigo una historia, una que encontramos en la Biblia. ¿Recuerdas a la mujer samaritana? ¡Sí! Aquella que había tenido 5 maridos, y ahora estaba con uno que ni siquiera lo era. Aunque la Biblia no describe sus años, no era de la tercera edad si iba a buscar agua a un pozo tan profundo. Ella buscaba en hombres saciar ese tanque emocional del que hablábamos. Como tal vez muchas lo han hecho. Encontrando en esto, más tristeza, más vacío, más infelicidad, más soledad. Esta mujer nos deja ver que por más que un hombre llegue a tu vida, no es este el que puede hacerte completa, plena, satisfecha y feliz.
Sí, claro que puedes ser feliz dentro de la unión marital con un hombre, yo puedo asegurarte eso. Pero no es él quien te completa, no puedes poner en el hombre una responsabilidad que no le pertenece y una tarea que jamás podrá cumplir. Fue hasta que esta mujer conoció a Cristo que su tanque emocional fue saciado, al punto de no tener sed jamás. No tenía que buscar en otros, lo que halló en Jesús. De hecho, el apóstol Pablo refiere que “estamos completos en Cristo”. Así que tu estado civil no define tu completitud, esta la tienes solo en Jesús.
La media naranja, ¡no existe! Esta terminología te da la idea de que llegará alguien a completarte. Sin embargo, ya estás completa en Jesús. Cuando entiendes esto, no buscas con desesperación ser saciada por alguien. Y esto te libera, te da la oportunidad de esperar de manera correcta el tiempo indicado para relacionarte con alguien, o te hace pensar que hay una probabilidad de que estés destinada a no tener a una persona al lado. Y sé que esto último puede sonar fuerte, pero no sonará así, cuando te halles plena en Jesús, y vivas tu vida para Él.
Querida chica, no sigas esperando tu príncipe azul para que te saque de esa soledad. Alguien ya vino por ti hace muchos años, tal vez no lo has notado, pero un Rey, no un príncipe, vino a rescatarte de esa prisión en la que estabas, de esa soledad que cargabas, de esa infelicidad que te asediaba. Jesús mostró su amor contigo, y solo Él te hace sentir plena, segura y completa.
Cuando entiendas esto, no estarás pasando de hombre en hombre, ni esperando desesperadamente que llegue alguien, independientemente de la edad que tengas. Vivirás cada momento y disfrutarás tu soltería, sabrás que, si Alguien lo dio todo por ti, no te conformarás con migajas de amor que puedas recibir de un hombre, sino que sabrás cuando ha llegado la persona correcta, porque él te hará sentir ese valor que Dios mismo te ha dado y que tú ya has experimentado. Te amará, pero no necesitarás de su amor para vivir; estará contigo, pero si no lo estuviera no te faltaría el aire; sabrás que, aunque eres feliz con esa persona, tu felicidad no radica en él mismo, sino en la persona de Jesús que está contigo.
Artículo escrito por Keli || Redacción Purex en Español
Gracias por esos artículos que llegan justo a tiempo. Dios les bendice
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