Es una extraña pregunta, ¿no lo crees? Vale la pena pensar con cuánta regularidad en momentos de tentación y de lucha en esta área te lo has preguntado. No es una pregunta común, sobre todo cuando los impulsos de tu cuerpo muestran que es “obvio” lo que anhelas. Realmente no te detienes a pensar qué es lo que en realidad deseas.
La verdad es que, aunque nuestra sociedad liberal luche a toda costa por separar el acto sexual de los sentimientos y emociones, y trate de convencernos de que no tienen que estar relacionados, este es un propósito imposible de alcanzar por más que nos hablen de sexo “sin compromiso”, “sin ataduras” y en “libertad”. El hecho de que no haya un compromiso emocional o relacional con la persona con la que decides tener relaciones sexuales, no indica que no hay emociones y necesidades involucradas que están detrás del acto sexual.
No es un secreto que, en múltiples ocasiones, el impulso para buscar intimidad sexual no es un deseo meramente físico, sino que implica necesidades también emocionales que se piensa que serán satisfechas a través del sexo. Así, este se convierte solo en un medio para alcanzar un fin y terminas teniendo sexo a cambio de un abrazo, de un cumplido, de tener un “amigo”, de una cita romántica, de una buena conversación, de afirmación, de compañía, de intimidad, de complicidad, etc.
Lo creamos o no, somos seres relacionales que necesitamos de la compañía de otros. Nos hacen bien las palabras, las buenas conversaciones, las nuevas experiencias. No estamos creados para vivir en soledad, muestra de ellos es esa sensación de bienestar y felicidad que viene con el toque físico a través de un abrazo de un buen amigo. Cuando alguna de nuestras necesidades emocionales no está siendo satisfecha, nuestro corazón busca satisfacerla haciendo todo lo que sea necesario.
Así que nuevamente te pregunto: ¿y si lo que realmente anhelas no es sexo? ¿Te has detenido a pensar qué es lo que realmente estás buscando? ¿Qué quiere tu corazón? Si tuviéramos mayor claridad en este aspecto, habría menos hombres y mujeres involucrándose de forma sexual a cambio de llenar su insatisfecho corazón y calmar la soledad. Dejaríamos de buscar en el lugar equivocado porque entenderíamos que el sexo no está diseñado para darnos aquello que realmente estamos buscando. Esto no niega las sensaciones físicas asociadas a la actividad sexual y todo lo que tu cuerpo te puede estar indicando, esa es otra lucha real, pero el objetivo de este artículo es indicarte que muchas veces cuando terminas cayendo en algo que no esperabas, es porque realmente no era sexo lo que buscabas.
Te animo a que puedas evaluarte y analizar qué es lo que realmente anhelas, que busques la ayuda y compañía de otros que puedan apoyarte en esta lucha, pero también que puedan proveer a través de la amistad aquello que realmente necesitas. Y, sobre todo, confía en Dios quien ha prometido saciar toda necesidad en nuestras vidas a través de su suficiencia.
Finalmente, no te involucres en situaciones peligrosas pensando que “nada pasará”. Los anhelos del corazón son tan fuertes e impulsivos que están dispuestos a sacrificar lo que sea necesario por conseguir satisfacción, aunque esta sea momentánea.
Artículo escrito por Julia // Redacción Purex en Español