Tengo 33 años, y me casé cuando tenía 28. Y sí, llegué virgen al matrimonio. Muchos pensarán que eso en esta época ya no es posible o que es una idea retrógrada o de la era arcaica. Sin embargo, Dios, el creador de la sexualidad, ha instituido el sexo para ser disfrutado dentro de un marco matrimonial. Sí, ya sé que esta idea es cuestionada por muchos en la actualidad. Sin embargo, Su Palabra permanece. Ella no cambia con los tiempos, la Biblia sigue siendo la misma, aunque estemos en el siglo XXI. Los principios de Dios son los mismos y no tienen variedad; si cambiaran, entonces no hablaríamos de un Dios confiable, realmente no sería Dios.
Crecí dentro de un ambiente cristiano; sin embargo, eso no significa que no haya visto a mi alrededor la oportunidad de iniciar mi vida sexual a temprana edad. Debo confesar que la idea de repetir muchas historias a mi alrededor me aterrorizaba, así que mi decisión de guardarme para la persona correcta, iba mediada por el miedo. No obstante, al pasar el tiempo, descubrí al Dios creador de la sexualidad, quien había diseñado el sexo con propósitos determinados. Que no era un tabú para Él hablar de esos temas, puesto que lo diseñó desde la pureza. Uno no deja de ser puro el día que se casa y tiene relaciones sexuales. La pureza se trata de un estado del corazón que ha decidido seguir los preceptos divinos en cada una de las etapas de la vida.
Descubrí que el sexo es una forma de intimar profundamente con esa persona, desde muchos aspectos. Que es el sello del pacto que he establecido con alguien, que es dado también para darle la gloria a Dios desde una relación pura entre dos personas que buscan de igual forma honrar al Creador de la sexualidad.
No, Dios no tiene problema con el sexo, él es su creador, de hecho, escribe acerca de este. Hay un libro entero en la Biblia para hablar de eso. Solo que lo estableció dentro de un marco de protección, dentro de un pacto matrimonial, que cuide también a cada persona desde lo físico y emocional.
Cada vez que se está íntimamente con alguien, hay una unión física, pero también hay una conexión emocional con esa persona. Y el sexo no está dado para hacerse de manera egoísta, sin pensar en el bienestar físico y emocional de la otra persona. La sexualidad como Dios la creó implica servirse mutuamente, cuidar y honrar a la otra persona.
Descubrir la verdad de Dios acerca de la sexualidad, hizo que mi mente diera un giro, y ahora no solo quería guardarme por temor, sino por amor, amor a Dios y a esa persona con la que estaría.
Así que sí, tuve mi primera relación sexual el día de mi noche de bodas. ¿Fue fácil llegar hasta ahí? No, no lo fue. Pero cuando has tomado la decisión de honrar a Dios y vivir conforme a sus preceptos, teniendo en cuenta la seguridad y estabilidad que se te ofrece, es Dios quien te ayuda, te sostiene y te levanta. Es él quien te ayuda en medio de la tentación y te da una salida en ella.
Puedo decirte que el sexo es una idea fantástica de Dios, pero no será el todo de tu matrimonio. Construir vida con alguien, elegir a esa persona todos los días, trabajar juntos en pro de la gloria de Dios, te dará una satisfacción que va más allá de unos minutos de placer. Esa satisfacción se extiende, porque no está basada en si tengo o no tengo sexo, está basada en una vida que vive para la gloria de su Creador, de Su Señor.
Tal vez, tú que me estás leyendo, aún no has tenido relaciones y bueno, parece que te dejara el tren, o como dirían muchas personas, “te puedes quedar solterona”. Ten paciencia, no te aceleres en los procesos. Vive cada etapa y sigue los mandatos de Dios, créeme, ¡vale la pena!
Pero tal vez, tú que me estás leyendo ya estuviste sexualmente con alguien más. Oye, Dios restaura, no es tarde para decidir guardarte, y vivir en pureza. Sí, tal vez no has vivido hasta ahora el estado puro del sexo, lo viviste de acuerdo a tu forma, a tu modo y a la manera del mundo, no al diseño original y perfecto del Creador. ¿Hay consuelo para ti? Claro que sí. Dios hace nuevas todas las cosas.
No te conformes con unos minutos de placer que puede darte el sexo a la manera del mundo, que en muchas ocasiones terminan trayendo más heridas al corazón. Vive el diseño original de Dios (el creador del sexo) para la sexualidad, y disfruta no solo de unos minutos, sino de una satisfacción duradera.
¿Por qué me guardé virgen hasta el matrimonio? Porque decidí creer en la verdad de Dios, decidí no amoldarme a este mundo, decidí vivir el amor en su máxima expresión. Y no puedo decir que este fue netamente un trabajo mío, porque la verdad es que hubiese yo desmayado si el Señor no me hubiese sustentado.
Artículo escrito por Keli // Redacción Purex en Español