Bienvenido, querido lector.
Esta es una serie de artículos titulada: “Expectativa vs. realidad: la pornografía” La idea es contrastar las ideas que la cultura tiene sobre el sexo y la pornografía, con su influencia en el desarrollo de la sexualidad en sus diferentes perspectivas. Considero que así como nuestra sociedad -incluyéndonos- es suficientemente valiente como para adentrarse en el mundo de la pornografía en lo oculto, debe ser igualmente valiente para afrontar sus consecuencias y hablar de ellas sin temor en lo público. Si no hablamos de estos temas entre creyentes, la sociedad lo seguirá haciendo, moldeando las ideas de los cristianos sobre el sexo y alterando sus expectativas y su percepción acerca del mismo. Por eso escribo este artículo. Es igualmente importante mencionar que aunque a lo largo de la serie se estarán exponiendo algunos argumentos de diferentes áreas del conocimiento, la Biblia desde un principio nos habla de las falsas expectativas que existen acerca del sexo y en este caso específico, la pornografía. Considero que es importante informarse acerca de dichas consecuencias como complementos a lo que la Biblia expone. Al final de cuentas, es ella nuestra máxima norma de conducta, nada debe estar por encima de ella.
La expectativa
Los promotores de la libertad sexual consideran la pornografía como elemento “fundamental” del desarrollo y autoconocimiento del ser humano. Que un niño a su corta edad pueda reconocer su cuerpo y aventurarse a las sensaciones que esto conlleva, es el argumento a favor de dicha idea de “desarrollo personal”. De la misma forma, la pornografía no solo puede ser ese medio para que el ser humano se conozca a sí mismo, sino que también es útil para que este “aprenda” a relacionarse con los demás.
Un argumento menos elaborado y más aterrizado a la cultura en la que nos encontramos establece que la pornografía nos permite “conocer” lo que puede significar el sexo de una forma más empírica, nos permite satisfacer una necesidad innata en el ser humano y nos “prepara” para la eventual relación sexual.
En el fondo, gran parte de los argumentos a favor de la pornografía se concentran en una de estas dos caras de la misma moneda. Recuerdo claramente como en mi niñez y adolescencia muchos de mis compañeros del colegio/universidad hablaban con orgullo de lo estimulante que era la pornografía para ellos. Recuerdo que en muchas ocasiones se referían a ella como la forma ideal de liberar el estrés después de un largo día. Recuerdo su énfasis en el hecho del placer que les generaba. Recuerdo que cuando transité por ese camino pude identificar la misma sensación. Sin embargo, con el tiempo el cuerpo me pedía satisfacer una necesidad que yo no había despertado antes y las formas en las que lo hacía al principio ya no eran suficientes.
La realidad
En un artículo publicado por un grupo de médicos investigadores llamado “¿Está la pornografía en Internet causando disfunciones sexuales? Una revisión con reportes clínicos” –Is Internet Pornography Causing Sexual Dysfunctions? A Review with Clinical Reports-, los autores se refieren a la manera en que la exposición prolongada y sostenida a la pornografía juega en contra del desempeño sexual de sus consumidores. Esto no solo significa que la pornografía disminuye el rendimiento sexual, sino que además implica que para el consumidor de pornografía, la estimulación a la que acostumbra a su cerebro se hace obligatoria y debe ir siempre en aumento.
Otros autores expertos en el tema aluden a un aumento en casos de disfunción eréctil para personas menores de 30 años, algo que hace 60 o 70 años solo era posible para adultos mayores de 40. La relación entre el consumo de pornografía y el desempeño sexual es inversamente proporcional -es decir, entre más consumo de pornografía, más complicado es para el consumidor tener un estímulo natural-.
Hablando específicamente de los hombres, la sobre estimulación y la disfunción eréctil son el resultado físico solamente. Imagina tener que ver pornografía para poder sentir atracción sexual hacia tu esposa. Imagina tener que consumir contenido cada vez más aberrante para poder consentir la idea de la satisfacción, como si esa fuese la razón de ser del sexo.
Ahora bien, algo que para los médicos es relativamente nuevo, para la Biblia es algo de antaño. No se engañen. Pablo en Gálatas es muy claro al decir que cuando nos enfocamos en satisfacer lo que a nuestros ojos es bueno, nos engañamos a nosotros mismos. La pornografía es un mercado lleno de oscuridad. Nadie ve pornografía en el bus, camino al trabajo o en la fila del banco. Creemos que al escondernos de otros, los engañamos al pretender que llevamos una vida sin ese tipo de ataduras, pero Pablo es enfático: No se engañen. Queremos engañar a otros y a Dios haciendo cosas en lo secreto, pero la verdad es que nos engañamos a nosotros mismos creyendo que no habrá consecuencias. De Dios nadie se burla. Cada uno cosecha lo que siembra. El que siembra para agradar a su carne, de esa misma carne cosechará destrucción. Destrucción física -mayoritariamente en nuestro cerebro-. Destrucción emocional -vergüenza y culpa-. Destrucción relacional -incapacidad para poder relacionarnos con otras personas debido a la idea distorsionada que tenemos del sexo-. Destrucción espiritual -los inmorales no entrarán al reino de los Cielos-.
Aquellos que siembran en la pornografía esperando encontrar placer y satisfacción, terminarán entregados a una adicción que destruye cada área de su vida. Bajo la falsa expectativa de satisfacción, simplemente están buscando hacer la obra de Dios con los métodos del diablo. Como el que hace trampa en un examen de la universidad o miente en su hoja de vida para conseguir un trabajo. Seguro que quienes viven una vida en abierta oposición a la manera de Dios, están tan acostumbrados a vivir en sus consecuencias que no reconocen lo destruida que está su vida sexual. Pero tristemente muchos cristianos mantienen la pornografía como ese lugar al que aún pueden acudir, creyendo que porque nadie los ve, no habrá consecuencias.
Si escuchas que la pornografía promete adentrarte en el autoconocimiento y a los inicios de una correcta idea de satisfacción sexual, recuerda que hay caminos que parecen buenos, pero al final, son caminos sin salida.
Artículo escrito por David // Redacción Purex en Español