Unos años atrás, un par de científicos llamados Tinbergen y Magnus desarrollaron un experimento bastante interesante. Ellos querían descifrar, basado en el comportamiento de las mariposas, cuáles eran los aspectos que los machos tenían en consideración a la hora de “conseguir pareja”. Las primeras conclusiones no fueron nada del otro mundo, las mariposas macho se sentían atraídas por la particularidad y los colores de las alas de las hembras. Entre más llamativos o atractivos fuesen los colores y los diseños de las alas de las mariposas hembra, más propensas serían a ser “pretendidas” por los machos, buscando aparearse para poder reproducirse.
Una vez descubiertas las razones por las cuales las mariposas machos elegían cierto tipo de hembras para aparearse, los científicos decidieron hacer un experimento diferente. Diseñaron en cartón mariposas con colores mucho más llamativos, expresivos y cautivadores que los diseños de las mariposas hembras. El resultado fue interesante, sin duda alguna. Las mariposas macho prefirieron aparearse con las mariposas hechas de cartón, por sobre las mariposas reales, basándose en la percepción que recibían por sus colores llamativos.
Expectativas
Que un par de científicos hayan logrado diseñar las primeras modelos falsas de mariposas hembras para atraer a los machos bajo la idea de una buena elección basada en sus percepciones, parece más bien la realidad plasmada en los consumidores regulares de pornografía. Muchas personas consideran que la pornografía es parte de la necesaria “educación sexual”. Ver pornografía nos dirá cómo debe ser practicado el sexo y nos permite conocer qué elementos de nuestro cuerpo se ven involucrados. Un argumento demasiado elaborado, ¿no creen?
La realidad
Así como el condón no protege el corazón, la pornografía no protege el cerebro, y al final, lo que realmente está sucediendo es que estamos permitiendo que la pornografía moldee nuestra percepción sobre el sexo, sobre las personas del sexo opuesto y sobre el amor.
Pensemos por un momento en los contextos de la pornografía. Generalmente, son dos personas -y sí, digo generalmente, porque no siempre es el caso- que sin ningún tipo de vínculo profundo se sienten atraídas y consideran que la mejor forma de fortalecer ese vínculo es a través del sexo casual. ¡La pornografía nos dice que el sexo es la mejor forma de poder tener vínculos con personas a las que ni siquiera conocemos!
A diferencia del sexo real, una película pornográfica puede tardar entre semanas y meses para grabarse. Una escena de 45 minutos que parece ininterrumpida tarda en promedio tres días. Esto incluye un set de grabación, un equipo de maquillaje, dos -o más- actores, equipos y personas encargadas de iluminación, grabación, producción, postproducción, edición, etcétera. La pornografía es el producto, y nosotros los clientes. No son dos personas teniendo sexo a escondidas, son dos personas siendo observadas en tiempo real por un montón de personas mientras fingen tener sexo.
Luego tenemos el sexo en sí mismo. Los orgasmos, la excitación, las miradas, el clímax. ¿Es realmente de eso de lo que se trata el sexo?, la despersonificación del acto sexual, lo único que logra es que pensemos que el sexo es la mera penetración, y los estímulos que eso puede generar en nosotros. De nuevo, el sentido de intimidad es desplazado.
Por último, no me alcanzan las hojas de ningún libro para describir el montón de veces que he escuchado a personas tener expectativas irreales sobre el desempeño sexual basándose en su consumo de pornografía, y al final, solo terminan vacíos y llenos de inseguridades generadas por dos actores fingiendo tener sexo.
Somos las mariposas de ese experimento, nos dejamos llevar por lo que vemos y creemos que así es en la vida real. ¿Saben qué concluyeron Tinbergen y Magnus de su experimento?
Las conclusiones son un poco preocupantes, teniendo en cuenta que la pornografía puede moldear la forma en que la gente piensa sobre el sexo. A pesar de lo poco realista que es la pornografía, las investigaciones indican que muchos jóvenes afirman que intentan copiar la pornografía en sus propios encuentros sexuales, y que la presión para imitar la pornografía suele ser un aspecto de las relaciones poco saludables. Los estudios también muestran que el aumento del consumo de pornografía se asocia con el disfrute de comportamientos sexuales degradantes, poco comunes o agresivos. Y varios otros estudios también muestran que los guiones sexuales de la pornografía pueden familiarizar a los consumidores con la agresión sexual, la infidelidad y los comportamientos sexuales de riesgo[1].
De hecho, las investigaciones demuestran sistemáticamente que el consumo de pornografía se asocia a una peor calidad de las relaciones y a una menor satisfacción sexual. La idea de que la pornografía es una decisión personal que no afecta a nadie más, simplemente no está respaldada por las investigaciones.
La pornografía retrata a las personas como poco más que cuerpos que existen para el placer sexual del espectador, o más bien, del consumidor.
Desgraciadamente, esas percepciones malsanas empiezan a colarse en la forma en que los consumidores se ven a sí mismos y a otras personas en la vida real. Por ejemplo, las investigaciones han descubierto que el consumo de pornografía está asociado a una mayor objetivación, una mayor aceptación de la violencia contra las mujeres, y a actos reales de violencia sexual. Con el consumo habitual de pornografía, puede resultar más difícil para los consumidores verse a sí mismos y a los demás como algo más que objetos sexuales y, como resultado, puede ser más difícil desarrollar y alimentar relaciones reales.
Proverbios 4:23 dice que debemos “guardar” el corazón, porque de él mana la vida. Pero permítanme decirles que traducciones a otros idiomas, como el inglés o el alemán, utilizan la palabra “proteger”, o “estar en guardia”. Y a veces olvidamos que el corazón no se refiere al órgano que se encuentra en nuestro pecho, sino a nuestra alma, nuestros pensamientos, lo que dejamos entrar y lo que decidimos creer. Protege tu alma, tus pensamientos, tus sentimientos, tu forma de pensar, porque de ahí nace la forma en que percibirás el sexo y el amor.
Artículo escrito por David // Redacción Purex en Español
[1] Tinbergen, N. (1951). The study of instinct. Oxford: Clarendon Press.
https://es.fightthenewdrug.org/como-la-pornografia-puede-danar-la-vida-sexual-de-los-consumidores
Wright, P. J., & Tokunaga, R. S. (2016). Men’s Objectifying Media Consumption, Objectification of Women, and Attitudes Supportive of Violence Against Women. Archives of sexual behavior, 45(4), 955–964. https://doi.org/10.1007/s10508-015-0644-8