No sé si serán las hormonas, las emociones, la presión social, o el simple deseo de tener a alguien. Alguien con quien salir, alguien que nos cuide, que se preocupe por nosotros, que nos envíe un mensaje de buenos días y de buenas noches o que simplemente nos pregunte, “¿ya comiste?”… No sé si será la sensación de soledad o el tiempo libre para notarlo, pero lo cierto es que hay momentos en que estamos más susceptibles y abiertos a la búsqueda de relaciones amorosas así sea solo por corto tiempo o solo para calmar momentáneamente nuestro corazón deseoso de estas cosas. Cosas que en principio no son malas.
Ese deseo de tener una relación amorosa, combinado con la necesidad emocional del momento hace que nos embarquemos en relaciones “express”, esperando que estas alivien nuestro corazón y nos saquen pronto del lugar en el que estamos. Y digo express, porque hoy en día, al igual que la comida rápida, el “amor” también lo podemos conseguir rápido, en ocasiones suponemos que es tan fácil como dar clic en alguna aplicación de citas. Estamos en la era en la que están de moda las relaciones tipo “ya veremos” y “vivamos el momento”, relaciones en las que no hay ningún compromiso o propósito más allá de vivir el placer y la satisfacción momentánea. Estas empiezan viviendo todo y nada a la vez, donde las hormonas y las emociones son las que dictan qué camino seguir ya que el cerebro se ha ido de vacaciones.
Nuestro deseo de sentirnos amados y de tener a alguien a quien amar, nos convence de que no es necesario complicarse, porque “para qué preocuparse por el futuro” o «para qué pensar en qué pasará más adelante» si podemos disfrutar lo que tenemos ahora y luego ya veremos cómo van las cosas. Aunque este tipo de relaciones pueden traer una cierta satisfacción momentánea además de una gran sensación de libertad, lo cierto es que una vez pasa el éxtasis del momento y la intensidad de las emociones baja, lo más probable es que estas se vayan tan rápido como llegaron y esto sucede porque no tienen ninguna base sólida, fundamento o propósito que las sostenga. Pero lo más triste es que el rompimiento de esa relación intensa y fugaz, puede traer gran dolor y dejar roto el corazón incluso por un tiempo mucho mayor al que duró la relación.
Es por ello que debemos evitar caer en una de estas situaciones. Sentirnos solos, sentir que tenemos mucho tiempo libre como para no estar acompañados o querer que alguien se preocupe por nosotros, no son las mejores motivaciones para buscar una relación amorosa y meternos en algo que costará mucho más de lo que estamos dispuestos a poner en riesgo. Recuerda que no son las salidas, los besos o el sexo momentáneo los que sostienen una relación. No entregues tu corazón y tu cuerpo por un poco de atención. Te animo a que le apuestes a más que eso, a relaciones fundamentadas en un propósito de Dios y no en el afán de pasar el tiempo, relaciones con una visión y un proyecto de vida, que te hagan crecer, que te animen y te impulsen a ser mejor.
Artículo escrito por Julia // Redacción Purex en Español