Hablemos sobre sexo porque “es lo que más vende”, dirían algunos. Vivimos en una sociedad que en palabras de C. S. Lewis, tiene “un deseo cada vez mayor de un placer cada vez más pequeño”. Los publicistas de esta época ya no se resisten a la posibilidad de atacar los impulsos sexuales del consumidor, pues es lo que mueve las masas, y al parecer ya ni siquiera importa cuál sea el producto o servicio que se ofrezca. Lo único que nos falta es que para vendernos una Biblia nos pongan también modelos ligeros de ropa.
¡Pero no, eso jamás! Los cristianos nunca harían eso. Partamos del simple hecho de que está mal hacerlo, pero personalmente, creo que la razón por la que nos creerían incapaces de ello es porque la gente nos ve como los mayores enemigos del sexo. Para algunos somos sus más grandes opositores, y no solo eso, unos mojigatos, porque con tantos escándalos sexuales al interior de la Iglesia nadie cree que en realidad los cristianos podamos vivir sin sexo.
Y bueno, tal vez son muchos los prejuicios hacia nosotros, pero me pregunto si no tenemos cierta responsabilidad en todos ellos, porque sí creo que la batalla del sexo nos la estamos dejando ganar. El sexo es un diseño divino, así que Dios nos perdone si lo hemos satanizado. Como cristianos deberíamos ser los primeros en hablar bien de las ideas de Dios, pero tal vez debido a que el tema ha sido un tabú dentro de la Iglesia, terminamos guardando silencio y no nos preparamos para defender lo que creemos al respecto. Esperemos que esta fase termine pronto, y podamos ver el sexo como Dios lo ve, para presentarlo a otros también de esa manera.
Para ello, dejemos de ver a Dios como un opositor del sexo, ¡cómo podría serlo si Él mismo lo inventó! Empecemos viéndolo como el CREADOR de éste, pues el sexo hace parte de toda su creación. Sí, es Él quien forma al ser humano, así que los genitales, el deseo sexual, el placer producido… ¡hacen parte del diseño original!
Adicionalmente, jamás he visto a un “opositor” hacerle tanta barra a las parejas de casados en cuanto al acto sexual. No solo no se opone, sino que los alienta a tener relaciones sexuales con instrucciones como “no se nieguen el uno al otro”, mostrándose como un claro MOTIVADOR del sexo.
Finalmente, veámoslo como ESCRITOR. Tan relevante es el tema, que la Biblia contiene muchas referencias a la sexualidad, muchas de ellas positivas exaltando el diseño divino, y no solo condenando el pecado sexual. En particular, Dios nos deja escrito dentro de este Manual, un libro específico que puede ser de alto voltaje para los solteros, Cantar de los Cantares, en el que a pesar de las interpretaciones de muchos, es difícil no ver el sexo pleno y ampliamente erótico consumado en la forma y el contexto que Dios planeó.
Y entonces, ¿qué tiene de malo el sexo? Pues nada, ¡es buenísimo! Como casado les aseguro que es una idea espectacular de Dios. Así que como cristianos, no somos enemigos del sexo, y debemos promover las ideas de Dios, pero aclarar que hay un tiempo y un orden para todo. Pues sí es necesario decir que, aunque el sexo no tiene nada de malo, sí se hace un mal uso de éste en muchas ocasiones.
En 1 Timoteo 4, el apóstol Pablo da instrucciones refiriéndose a las enseñanzas de maestros mentirosos e hipócritas que “prohíben el matrimonio y no permiten comer ciertos alimentos que Dios ha creado para que los creyentes los coman con acción de gracias”. Cosas como la soltería y el ayuno podían tenerse en alta estima, pero no eran requisitos para salvarse, además, casarse y alimentarse no eran cosas despreciables como ellos lo señalaban, sino dones de parte de Dios que debían recibirse con agradecimiento. El matrimonio y la comida debían reconocerse como creación de Dios, y la orden de prohibir el primero resultaba en la prohibición del sexo también.
Afortunadamente, en ese texto nos encontramos con esta grandiosa afirmación: “Todo lo que Dios ha creado es bueno, y nada es despreciable si se recibe con acción de gracias, porque la palabra de Dios y la oración lo santifican” (1 Timoteo 4:4). De manera que el sexo, creado por Dios, es valioso y bueno en sí mismo, para nada despreciable, y se debe disfrutar con gratitud.
Y si es así, ¿cuál es el problema con el sexo? Algunos dirían: “¡tengámoslo entonces!”. El maravilloso sexo que acabamos de describir es aquel que se usa de acuerdo a lo que la Palabra de Dios dice y a lo que Él en oración nos indica. Así que el sexo, que es bueno, debe entregarse a Dios, hacerse a su manera, y no debe darse de acuerdo a nuestros propios preceptos o deseos. Él nos enseña que lo ha reservado para el matrimonio y precisamente dentro de este pacto lo disfrutaremos plenamente. A través de la Palabra y la oración nos aseguramos de que sea “santificado”, es decir, de que sea dedicado a Dios, que tenga un uso santo, ¡que sea sexo al estado puro!
Sí, puro, tal como Dios lo inventó desde el inicio, y Él nunca tiene malas ideas. Aprendamos a hablar del sexo así, como Él lo ve, sin evadir el tema o excluirlo de aquello que consideramos santo. Y también, aprendamos a vivirlo de acuerdo a lo que Él nos enseña para que no nos conformemos con una versión barata del sexo, una que brinda un placer que dura poco, que se esfuma unos minutos después. Vivámoslo a su manera, ¡para disfrutarlo al 100%!
Artículo escrito por Julián || Redacción Purex en Español
Excelente tema, muy buena tu posición y creo que si Dios creó el sexo es porque para Él era algo bueno y agradable, solo que nosotros los seres humanos tergiversamos todo y cambio el diseño original de Dios para nuestras vidas.
Hurray, this is just the right information that I needed. You make me want to learn more! Stop by my page UY8 about E-Book Marketing.